De niño, al director Wes Ball (1980) le regalaron un vídeo en VHS de El planeta de los simios de 1968, película protagonizada por Charlton Heston, que vio una y otra vez durante años. “Parecía una epopeya histórica. Este astronauta que viaja en el tiempo y cae en un mundo que parece medieval, poblado por unos simios, fue uno de mis primeros contactos con la ciencia ficción. La revelación que ocurre al final era una idea alucinante que desencadenó mi fascinación por el fin del mundo”.
El realizador dejó su huella en Hollywood en 2014 con la película de éxito El corredor del laberinto, que recaudó más de 348 millones de dólares en todo el mundo. El corredor del laberinto: Las pruebas y El corredor del laberinto: La cura letal, ambas dirigidas por Ball, le siguieron en 2015 y 2018, respectivamente. Esta trilogía ha recaudado cerca de mil millones de dólares en taquilla.
Fue en 2019 cuando le preguntaron por primera vez a Ball sobre la posibilidad de revivir la icónica franquicia, pero al principio no se mostró interesado. “La verdad es que al principio dije: de ninguna manera. ¿Cómo sigues después de las últimas tres películas? No me interesaba contar las aventuras del hijo de César, aunque había una gran historia que contar. Al mismo tiempo, no quería abandonar lo que Matt Reeves y Rupert Wyatt habían creado en la trilogía de César. Lo que habían hecho era una auténtica hazaña cinematográfica”.
“En cuanto a la historia, la gente se identifica con estas películas porque tienen conceptos de ciencia ficción y abordan cuestiones relacionadas con la humanidad. Abordan temas como la clase y la raza, lo que significa ser humano y nos permiten mirar, analizar e identificar cuestiones profundas sobre nosotros mismos. Son un espejo de la sociedad y nos obligan a mirar los problemas que enfrentamos como seres humanos a través de la lente de este mundo de fantasía”.
Sin embargo, una semana después, una idea tomó forma en la mente de Ball. Fue un concepto que le entusiasmó inmediatamente que tenía lugar cientos de años después de la muerte de César al final de La guerra por El planeta de los simios y era una historia con un tono diferente… más bien una aventura. “Era la historia de un simio joven e ingenuo que no sabe nada del mundo exterior, un mundo en el que César se ha convertido en una leyenda. Si las tres últimas películas eran simios en su edad de piedra, ahora están entrando en su edad de bronce. Estamos empezando a ver cómo se desarrollan culturas dentro de diferentes clanes. Vemos lo que le ha pasado al mundo que quedó atrás, lo que se ha erosionado ante la ausencia de humanidad”.
Hay una secuencia inicial visualmente impresionante en la que Noa (Owen Teague), el joven simio protagonista de la historia, escala una formación montañosa cubierta de maleza para poner a salvo un huevo de águila, y ese fue el segundo elemento del concepto de Ball. “El tercer elemento era una figura que contrasta con Noa, un personaje que en el guion se convirtió en Proximus César. Este antagonista conoce el mundo anterior y quiere rescatar artefactos de él para construir un reino en el que los simios avanzados tengan primacía”.
La película presenta nuevos personajes e historias, pero para los fans de la franquicia, hay referencias a César, a quien Ball llama “uno de los mayores protagonistas de la historia del cine”.