Tom Hanks nos habla de su personaje en El peor vecino del mundo

«Otto es un gruñón”, dice Hanks. “Tras la muerte de su mujer Sonya, Otto ha perdido esa dulzura que hace que merezca la pena vivir. Sabe lo mucho que Sonya influía en su vida. Sabe que su vida estaba mucho más llena. Tenía acceso a una forma completamente distinta de pensar, hablar y comer, cosas que nunca hubiese experimentado si no hubiese conocido al amor de su vida. Nunca estuvo abierto a la vida hasta que la conoció. No tuvo empatía hasta que conoció a alguien que le enseñó lo que fácil que puede ser empatizar con alguien. Cuando ella ya no está piensa que ya no va a volver a sentir eso nunca. En la primera parte de la película vemos cómo intenta que el tiempo pase lo más rápido posible, pero el tiempo tiene su propio ritmo. No puedes luchar contra él. Al final vive para ver un nuevo día, uno que poco a poco va siendo mejor que el anterior”.

Con el paso del tiempo aparecen unos vecinos nuevos. Unos vecinos que mejoran su día a día, muy a su pesar. “Es lo último que pensaba que podría influir en su forma de ver la vida”, dice Hanks.

La idea de crear comunidad con la gente que tienes más cerca, tus vecinos, es algo con lo que Hanks empatiza. La última vez que rodó en Pittsburgh fue para traer a la vida al icónico Fred Rogers con su interpretación en Un Amigo Extraordinario (2019).

“Lo que llena el vació de nuestras vidas son nuestros vecinos. Puede que no te caigan bien, que existan grandes diferencias culturales, religiosas o políticas entre vosotros, pero tarde o temprano van a necesitar tu ayuda y tú la suya. Si no sabes cómo purgar un radiador, ¿a quién le vas a preguntar? Tras el azote de un tornado lo primero que ocurre es que los vecinos salen a ayudar con sus motosierras. La película incide en esa idea. Es una película sobre las comunidades que creamos, es una película sobre la familia”.

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