En 1967, Robert Redford tenía 30 años y un futuro muy prometedor gracias a los éxitos seguidos de La Jauría Humana (The Chase) (1966) y Descalzos por el parque (Barefoot in the Park) (1967). Estaba a punto de convertirse en una estrella y le empezaban a llegar guiones codiciados.
Como uno sobre un joven recién graduado en la universidad que tiene un romance con una mujer madura. Se llamaba El Graduado y alguien pensó que Redford podía ser un estupendo Ben Braddock, el protagonista. Pero el actor no lo creía. “Me ofrecieron el papel de Dustin Hoffman en El graduado y lo rechacé. No parecía un chico de 21 años que nunca se hubiera acostado con una chica”.
Dustin Hoffman se quedó con el papel y se convirtió en estrella y Redford aceptó un western con Paul Newman titulado Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid). Y también hizo historia.