Réquiem por Kris Kristofferson (Texas. 22 de junio de 1936 – 28 de septiembre de 2024)

Si se hiciera una encuesta para elegir la mejor película de Kris Kristofferson, un cantante que nunca quiso ser actor y llegó a la interpretación por casualidad, seguramente ganaría Pat Garrett y Billy el Niño (1973), el mítico western de Sam Peckinpah con banda sonora de Bob Dylan que, además, fue su primer gran éxito cinematográfico. A lo mejor, los más jóvenes, votarían por las tres películas de la saga Blade (1998. 2002. 2004) o por la excelente Payback (1999), el remake con Mel Gibson de Point Break (A quemarropa) (1967).

Desde Cinerama, sin embargo, apostamos por Convoy (1978), su tercera película con Sam Peckinpah, la historia de un grupo de camioneros que desafían al gobierno con una gran marcha de protesta, arrasando con todo lo que encuentran a su paso (con el sheriff Lyle Wallace, interpretado por el gran Ernest Borgnine, como objetivo principal).

Convoy tiene un origen curioso: un guion basado en una canción popular estadounidense del mismo nombre del cantante country C. W. L. Norton Jr. Kristofferson es Martin Penwald, conocido como Rubber Duck (Pato de Goma) el camionero sin camiseta líder de la marcha. Actor y director ya habían hecho antes Pat Garrett y Billy el Niño (1973) y Quiero la cabeza de Alfredo Garcia (1974) (aunque en esta última solo sale en una escena). Peckinpah tenía un carácter de mierda y era bastante salvaje, pero Kristofferson era un tipo duro, así que la única que tuvo problemas con el director fue la protagonista femenina, Ali MacGraw, objetivo de las iras del cineasta. «Acabó liándose a gritos con ella», recuerda el montador de la película Garth Craven, y añade «Creo que Sam se empezó a dar cuenta de que estábamos metidos en algo que no valía mucho». El director confesó al terminar el rodaje que no había tenido ni un buen día de trabajo en todo el proceso. «No he sentido que la cosa funcionase ni un sólo día». Nos da lo mismo que todos renieguen de ella. Convoy fue un éxito, es la más taquillera de la carrera de Peckinpah, reparte buen rollo y es la película por la que recordamos a Kris Kristofferson.

No importa que el actor aparezca también en Alicia ya no vive aquí (1974), drama de Martin Scorsese a mayor gloria de Ellen Burstyn, ni en Inquietudes (Trouble in Mind) (1985), la cinta de culto de Alan Rudolph, ni en La hija de un soldado nunca llora (1998), de James Ivory. Le preferimos en Convoy.

Y es que Kris Kristofferson fue un ídolo de la música country convertido en estrella de cine. «Un nuevo tipo de galán, agresivo, duro, rebosante de sensualidad y con una personalidad autodestructiva», como le definen en la fundamental y siempre recordada (y revisada) Enciclopedia Las Estrellas. Historia del Cine en sus Mitos – Ed. Urbión (1980), donde aparece entre Bette Davis y Shirley Temple. No está mal para alguien que nunca soñó con ser actor. Él quería ser escritor y compositor. Fan del icono de la música country Hank Williams, se olvidó de la carrera militar que le estaba esperando (su padre era General de las Fuerzas Aéreas del ejército americano) y buscó su sitio en la música, donde terminó triunfando gracias a la puerta que le abrió Johnny Cash tras un decisivo encuentro en Nashville. Aunque Kris Kristofferson quería ser compositor, «no cantante (canto como una maldita rana)», el destino le llevó a estar encima de los escenarios. El cine llegó más tarde y por culpa de la repentina muerte de su amiga Janis Joplin. «No me moría de ganas por trabajar en el cine, pero la muerte de Janis me hizo sentir confusión respecto al mundo de la música».

Está bien (o mal, según se mire) que nosotros nos quedemos de entre todas sus películas con Convoy, pero lo cierto es que una de las clave de su filmografía es Ha nacido una estrella (1976), tercera versión de las cuatro que se han hecho de esta historia. También legendaria por su tormentoso rodaje, es una de esas películas que pueden llegar a ser más interesantes por lo que pasó tras las cámaras. En ese sentido, forma parte de la leyenda de Hollywood.

Ha nacido una estrella era un proyecto personal de Barbra Streisand y su entonces novio, el famoso productor y seductor Jon Peters. Entre alguno de sus cinco matrimonios (uno con Lesley Ann Warren y otro con Pamela Anderson) Peters salió con la diva y juntos soñaron con este proyecto, ambientado ahora en el mundo de la música rock. ¿Y quién sería el protagonista masculino? Cuenta la leyenda que sonaron muchos nombres, algunos improbables, desde Mick Jagger y Bob Dylan, hasta el preferido de todos, Elvis Presley. Pero la gran estrella estaba tan gordo «que casi parecía estar embarazado. De hecho se estaba muriendo», recordó luego Peters. Barbra quería que el protagonista masculino fuese lo más atractivo posible. Alguien puso el nombre de Kris Kristofferson sobre la mesa y ella barajó la posibilidad. «Es actor. Es guapo. Canta y toca la guitarra. Y no es judío, lo cual parece que funciona conmigo… la judía y el gentil». Además, habían mantenido una breve relación sentimental en 1970. «Ella era una superestrella y yo un paleto country», recordó él. Efectivamente, en 1970 Barbra ya tenía el Oscar (por Funny Girl, su debut en el cine). Él, efectivamente, solo era un cantante de «pelo castaño, barba negra con vetas grises y esos increíbles y profundos ojos azules», como le describió su segunda esposa, la cantante Rita Coolidge, con la que estuvo casado de 1973 a 1980.

Kris Kristofferson llegó a Ha nacido una estrella para interpretar a «Un músico que se destruye a sí mismo: ¡Interpreto eso a diario!». Para muchos representaba un nuevo tipo de galán, la otra cara de Redford, un poco como Burt Reynolds. Contra todo pronóstico y tras un rodaje infernal, el Kris actor recibió las mejores críticas de su carrera. «Elaborada, emotiva y realista», escribieron. Y además, le salvó la vida. Al final de la película vemos a su personaje inerte en el suelo. Él también lo vio. «Me di cuenta de que era mi propia vida lo que reflejaba la pantalla. Cuando vi aquel cadáver, fue como observarme a mí mismo a través de los ojos de Rita (su esposa) . Me siento tan afortunado de haberlo notado a tiempo…. Llevaba 20 años bebiendo».

El actor dejó la bebida pero no dejó sus roces con la temperamental Barbra, que a fin de cuentas había dirigido la película (el director era Frank Pierson, pero pintó muy poco). Alguien de la industria llamó al proyecto «El chiste más grande de Hollywood». En la rueda de prensa de promoción de rodaje celebrada en Tempe (Arizona) los periodistas se hicieron eco de los rumores sobre la mala relación que había entre todos los miembros del equipo. Los más atrevidos ridiculizaron la relación entre Streisand y Peters y un periodista especialmente ingenioso le preguntó a la actriz qué opinaba de su compañero de reparto. Antes de que ella contestase, Kris se lanzó y regaló una auténtica bomba: «Ha dicho que yo era un gilipollas». Ella le miró y se limitó a sonreír: «No sé, se me ha olvidado. Es un hombre muy guapo, dejémoslo así».

«Creceré todo lo que tú bajes», le dijo Kris a Barbra cuando arrancó el rodaje. Él siguió creciendo, pero lo cierto es que en el cine las cosas ya no le fueron tan bien. Por Ha nacido una estrella ganó el Globo de Oro, pero no fue nominado al Oscar. Cuatro años más tarde, firmó para protagonizar otra mítica película que ha pasado a la historia del cine, aunque muchos hubieran deseado que no, por lo menos por el motivo por el que lo hizo. La puerta del cielo (Heaven’s Gate) (1980) fue el capricho de Michael Cimino, el carísimo juguete que le regaló la United Artists al nuevo niño mimado de la industria tras estrenar El cazador (The Deer Hunter) (1978). La película, protagonizada por Kristofferson, Isabelle Huppert y Christopher Walken, empezó costando 11 millones de dólares y terminó llegando a 36 (algunos hablan de 45). La epopeya en forma de western duraba cinco horas que pasaron a tres y media y está considerada uno de los desastres cinematográficos más monumentales de la historia del cine. United Artists casi fue a la quiebra y MGM, socia en la producción, se salvó del hundimiento gracias a James Bond: Solo para sus ojos (1981) arrasó en la taquilla y salvó los muebles. La carrera de Cimino nunca se recuperó. Cuando Kevin Costner rodaba Waterworld (1995), la producción se topó con tantas dificultades que empezó a ser conocida como «Kevin’s Gate».

Kris Kristofferson siguió haciendo cine pero su carrera tampoco fue la misma. Casado tres veces y con ocho hijos en total, el actor y cantante murió en su casa de Maui (Hawai) a los 88 años.

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