Mike Mitchell ha participado como creativo, de una u otra manera, en todas las anteriores películas de Kung Fu Panda, además de en otras sagas como Shrek y Trolls. A sus 52 años es un hombre que se encuentra a gusto en el mundo de la animación y ha dirigido Shrek, felices para siempre (2010), Alvin y las ardillas 3 (2011), Bob Esponja: Un héroe fuera del agua (2015), Trolls (2016) y La LEGO película 2 (2019), entre otras.
“He formado parte de todas las aventuras de Po y lo he visto crecer. Fui productor ejecutivo de la tercera película y siempre había querido dirigir una, pero quería esperar a que surgiera la historia perfecta. Esta de ahora constituye un nuevo punto de partida respecto a las anteriores tres, lo que la convierte en una oportunidad muy emocionante”.
Mitchell quería redescubrir y reconectar con ese encanto de Po que cautivó a los espectadores en 2008, elevando el grado de emoción y de espectáculo de la saga a nuevas cotas. “Mi objetivo en cualquier saga, especialmente en mis favoritas, es recordar a todo el mundo lo que hizo genial la primera entrega. La saga Kung Fu Panda tiene una calidad intemporal, y queríamos subrayarlo. Queríamos cargarla de más acción, sobrepasar los límites con nuevas técnicas de cámara no exploradas hasta el momento en animación. Acción tipo GoPro, de la que se ve normalmente en películas en imagen real. Queríamos trasladar esa energía dinámica al mundo de la animación ¿y qué mejor lienzo que una película de Kung Fu Panda? Nuestra meta era crear la mayor y mejor entrega de esta saga, en la que todo adquiriese mayor escala, con más humor y con la acción más trepidante hasta la fecha”.
Han pasado ocho años desde la última entrega y, con el enorme éxito de las tres primeras, había muchas expectativas que cumplir. La principal, encontrar un equilibrio entre rendir homenaje a la nostalgia y el legado de películas anteriores e introducir nuevos y divertidos elementos.
En esta nueva aventura, Po sale del Valle de la Paz y aparece en un nuevo entorno, Ciudad Enebro, una especie de Times Square de Nueva York, pero ambientado en un ancestral mundo chino de fantasía con montones de animales, más de los que se haya visto jamás: rinocerontes, ovejas, jabalíes, cerdos, cabras…
“Me encantan las sagas, y la de Kung Fu Panda es una de las mejores de todos los tiempos. Lo que más me emocionaba era explorar esa combinación única de comedia y acción, sobre todo como gran fan de las películas de kung-fu. La narrativa de esta nueva entrega pide un nivel de acción extremo en artes marciales y poder fusionar eso con comedia y animación. No podría haber pedido una oportunidad más perfecta”.
Además, la película se presenta como una carta de amor a la cultura china, el arte del kung-fu y toda la saga Kung Fu Panda. “Desde la última película, todo ha evolucionado mucho y hemos tratado de tener en cuenta esos cambios, esforzándonos por reflejar una mayor representación en nuestro reparto, equipo técnico y el proceso de creación. ¡Hasta el kung-fu ha evolucionado! Muchos de nuestros animadores y artistas recuerdan ver Kung Fu Panda (2008) de pequeños, y todo lo que han sentido contribuyendo a esta nueva entrega de la saga que tanto admiraban en su infancia ha sido excepcional”.
