Los Asesinos de la Luna cuenta la historia de la nación Osage, que hace un siglo se enriqueció con el petróleo de sus tierras y por ello se convirtió en el objetivo de los codiciosos blancos. Basada en el bestseller homónimo de David Grann, la película llega ahora a los cines y nosotros tuvimos la oportunidad de participar en una entrevista virtual con su director, Martin Scorsese.
La película marca su décima colaboración con Robert De Niro. ¿Por qué ha sido su actor preferido durante los últimos 50 años?
Bueno, con Bob De Niro tengo una relación formativa. Se remonta a cuando teníamos 16 años, aunque luego nos perdimos de vista un tiempo. Yo no sabía que él quería actuar y él no sabía que yo había empezado a dirigir. Cuando hicimos Malas calles (1973), Brian De Palma nos volvió a presentar. Al rodar Malas calles y Taxi Driver (1976) juntos, descubrimos que nos atraía los mismos temas, los mismos conflictos psicológicos y emocionales en las personas, en los personajes y en nosotros mismos. Se desarrolló una confianza. Me resistí a hacer Toro salvaje (1980) durante varios años por ciertas razones, pero él insistió en que sería bueno para mí. Bob es el único actor vivo que sabe de dónde vengo, que me conoce desde que era niño, conoce mi infancia y mi adolescencia. Aquí la clave es confianza, además de valentía y falta de vanidad. Le preocupa el maquillaje y cómo se ve el personaje, pero no su belleza ni tratar de lucir mejor con una iluminación especial. Se volvió muy poderoso después de ganar el Premio de la Academia por El Padrino II (1974). Pero incluso entonces, los dos corríamos el peligro de que el estudio nos quitara la película, la que estuviéramos haciendo. Todos los actores cumplían con lo que decía el estudio, pero Bob siempre estuvo a mi lado. Esa lealtad es muy poderosa. El siempre me ha protegido a mí y a mis películas.
¿Y cómo es su relación con Leonardo DiCaprio?
Siempre me sorprende. Entre los dos se ha creado una relación de confianza a pesar de la diferencia de edad. A Leo siempre se le ocurren cosas maravillosas que son escandalosas. Yo le empujo y él me empuja y de esa presión sale algo salvaje. Nuestra relación es extraordinaria.
Los asesinos de la luna se estrena primero en cines y luego en Apple TV+, pero ha sugerido que es un filme para la pantalla grande…
Mi intención es que sea un éxito en la taquilla, que se vea en una gran pantalla. Es la fuerza de la imagen; puede reproducirse en una pantalla más pequeña, pero para sumergirte de verdad, debes tomarte el tiempo y disfrutarla en un cine. Hay actores reales en el escenario, no puedes levantarte en un momento dado y desconectar. Hay que expresar interés, darle un poco del respeto que se merece al cine.
Usted dijo recientemente que “tenemos que salvar el cine” de las películas basadas en cómics apoyando voces individuales. Y este verano han triunfado películas que no están basadas en superhéroes…
Creo que la combinación de Oppenheimer y Barbie fue algo especial. Llegaron en el momento adecuado. Y lo más importante es que la gente fue a verlas al cine, algo que me parece maravilloso. Aún no las he visto. Me encanta el trabajo de Chris Nolan y Margot Robbie, debo decir, empezó conmigo en El lobo de Wall Street (2013). Rodrigo Prieto (director de fotografía), después de terminar Los asesinos de la luna se fue a rodar Barbie. Así que todo queda en familia (risas).
¿Por qué reescribió el guion de Los asesinos de la luna una vez comenzado el rodaje?
Porque me di cuenta de que destacando la historia de amor podría contar la historia de los Osage de una manera diferente. Lo que pasó es que teníamos un guion que era muy fiel al libro de David Grann, que es excelente, pero ese libro también tiene el subtítulo: «Nacimiento del FBI». Y resulta que yo ya había hecho El Irlandés (The Irishman) (2019), que me llevó dos años de trabajo, donde precisamente tocamos ese tema. En este caso decidí centrarme más en los Osage.
¿Es la primera vez que se aleja radicalmente del guion mientras rueda?
No, excepto quizás en New York, New York (1977). Si tuviera más disciplina y más control sobre el material, habría sido más interesante haber dado un giro diferente y haber probado algo nuevo. En esta película tomé la historia de Grann y la llevé al límite. Eric Roth (coguionista) y yo sentimos que el primer guion se estaba convirtiendo en algo parecido a un procedimiento policial. Me cautivó la cultura Osage, conocer y pasar tiempo con su gente en Oklahoma. Cuando Leo me preguntó: ¿Dónde está el corazón de la historia?, le dije que en la relación entre Ernest (Leonardo) y Mollie (Lily Gladstone). Pero si nos centrábamos en eso, tendríamos que darle la vuelta a un guion en el que estuvimos trabajando durante años. Y al final decidimos hacerlo.
Texto: María Estévez (Los Angeles)