Ha contado Isabel Coixet en el programa de Televisión española La matemática del espejo que le costó recuperarse de las críticas que recibió su primer largometraje como directora. En concreto, Carlos Pumares llegó a decir que había que cortarle la cabeza por haber hecho Demasiado viejo para morir joven (1989).
Isabel no debería quejarse mucho. Peor lo tuvo, a nuestro parecer, Fernando Trueba.
Ahora que estrena película, el drama de misterio Isla Perdida (Haunted Heart) el 23 de agosto, es muy posible que Trueba rece a Billy Wilder (ya sabemos que no cree en Dios, cree en el director de El Apartamento) para que no le caiga encima una crítica como la que recibió cuando estrenó Two Much (1995), y no precisamente firmada por uno cualquiera, -esos críticos de cine que, como decía Alfonso Sánchez, se saben el Código de Circulación, pero nunca ha pasado el examen de conducir-, sino del mismísimo autor de la novela en que se basaba esa comedia de enredo: el escritor neoyorkino Donald E. Westlake (1933-2008).
Resulta que su novela Two Much ha sido llevada al cine demasiadas veces. Dos en concreto, aunque para Westlake, viendo los resultados, una hubiese sido demasiado.
La primera adaptación es de 1984, la dirigió Yves Robert, se titulaba El gemelo (Le Jumeau) y su protagonista fue Pierre Richard.
La segunda adaptación es la de Trueba, año 1995, con Antonio Banderas y Melanie Griffith. Westlake le confesó al periodista Pat McGilligan en una entrevista publicada en el libro Backstory 4. Conversaciones con guionistas que no había visto ninguna de las dos versiones “tras las advertencias de amigos que se preocupan por mí. Ambas cometen el mismo error simplista y totalmente destructivo. El protagonista ¿de qué va? ¿un tío se folla a dos gemelas? La gente no debería tener acceso a una cámara antes de alcanzar la edad de la razón”.
Encender el fuego de Westlake es tremendo, pero por lo menos el escritor estaba vivo cuando se enfureció. Peor es profanar el sueño de los muertos, que es lo que el crítico de The Sunday Express dijo que pasó cuando se estrenó en television la película El Talismán (King Richard and the Crusaders) (1954): “No ajusten su aparato, el sonido que escuchan es que Sir Walter Scott se está revolviendo en su tumba”.
El gran Alfonso Sánchez solía decir que “Los premios en los Festivales de Cine se los dan siempre a la rusa, a la india o a la japonesa. No es que digan nada nuevo, pero lo complican tanto que parece nuevo”. Un día fue a ver una película española y salió confundido: “Hay semanas que no sé si he visto cuatro películas españolas o cuatro veces la misma película”.
Y para terminar este repaso de críticas y hablando de Festivales de cine y fuerzas del mal, en la edición de Cannes 1998 se presentó por todo lo alto Godzilla (1998) de Roland Emmerich. Un crítico muy purista estaba desolado y solo pudo exclamar: “Ir a ver Godzilla al Palais del Festival de Cine de Cannes es como asistir a un ritual satánico en la basílica de San Pedro”.