Por María Estévez (Los Angeles)
Después de la exitosa primera entrega, Jane Fonda, Diane Keaton, Candice Bergen y Mary Steenburgen se van a Italia en la secuela de Book Club para la despedida de soltera del personaje de Fonda. Las veteranas actrices interpretan a un cuarteto de septuagenarias que buscan la dolce vita en escenarios icónicos y descubren que todavía pueden vivir grandes aventuras. Enfrentando muchos desafíos a lo largo de su vida, incluida su batalla contra el cáncer el año pasado, Jane Fonda siempre ha logrado seguir adelante. La legendaria actriz recientemente compartió sus impresiones sobre lo que ha significado para ella regresar a rodar con sus amigas.
¿Cómo surgió la idea de una secuela?
Fue tal el éxito que decidimos darnos una segunda oportunidad si había un guión que mereciera la pena, y cuando nos lo ofrecieron pensamos todas que debíamos irnos a Italia. Esta es una saga que celebra envejecer con alegría. Nunca imaginé que podría crear un vínculo tan fuerte a través de la amistad con otras mujeres. Cuando era joven, pensaba que las mujeres podían ser maliciosas y sospechaba que competían conmigo cuando trabajábamos juntas. Nada de eso es cierto.
¿Piensa en envejecer, en su legado?
Todos nos preguntamos qué vamos a dejar atrás, si es que dejamos algo. Mi capacidad de entender lo que significa mi vida es el regalo que dejaría atrás. Lo extraño de mi vida es lo más importante de mí, más que cualquier aspecto particular de mi trabajo.
Su personaje se casa en Italia ¿Cuál ha sido la lección más grande que le ha dejado una relación?
No empieces una relación a menos que te sientas vista, segura y celebrada (risas). No puedo decir que alguna vez me haya encontrado en una relación así. Si pudiera retroceder en el tiempo y dar un consejo a una joven Jane, le diría que espere hasta que consiga esas tres cosas.
Ha tenido una carrera muy larga, una carrera variada en Hollywood. ¿Le gusta mirar sus películas antiguas y, de ser así, hay alguna en particular que vea una y otra vez?
No me gusta ver en bucle mis películas pasadas. Si lo hago, es solo porque creo que debo aprender algo. Me gustan Descalzos por el parque (Barefoot in the Park) (1967) y Cat Ballou (1965), y, de hecho, sí, me gusta ver mis películas.
Para muchos, una de sus mejores cintas es Un domingo en Nueva York (Sunday in New York) (1963)…
A mí no me gusta nada, por ese filme huí a Francia.
¿Ha habido alguna mujer o actriz con quien haya trabajado que fuera una inspiración para usted?
Sí. La mujer que mayor impacto ha causado en mí fue Katherine Hepburn cuando rodamos En el estanque dorado (On Golden Pond) (1981), que también produje. Fue la primera vez que, honestamente, puedo decir que una mujer con la que trabajé tuvo un impacto de por vida en mí.
Escribió en su biografía que se dejó llevar por los hombres de su vida, hasta que decidió tomar las riendas.
Cuando me di cuenta de que no era perfecta, se despertó en mí una ansiedad enorme. Otras mujeres buscan consuelo en el alcohol, la comida, el juego, las compras… y yo traté de encontrarlo en mis relaciones con los hombres. Me olvidé de ser yo misma. Me olvidé de mí y me convertí en lo que ellos querían que fuera, siempre convencida de que el hombre que amaba era mejor que yo. Poco a poco entendí lo importante que era reinventarme, ahora ya ni me parezco a la persona que era en el pasado.
Entre su yoga, sus causas sociales y su familia, ¿es una mujer feliz?
Soy una lectora insaciable, ahora tengo tiempo para leer, vivo a cinco minutos de mi hija y mis dos nietos, y eso me hace feliz. Veo a mi hijo cuando vengo a Los Ángeles, y estoy muy unida ellos. Nos vamos de vacaciones juntos y mis nietos me quieren mucho, tengo novio y unos amigos extraordinarios. Si muriera mañana, habría vivido una vida fantástica.
¿Lee autores hispanos?
Por supuesto, me encanta leer autores internacionales, ya que abren una ventana a su cultura. No sé leer en español, aunque entiendo algunas palabras, pero me encantan García Márquez, Bolaño y el nuevo escritor mexicano que está de moda, Yuri Herrera.