Han pasado más de 20 años desde que acompañó a Hugh Grant en la comedia Un niño grande (About a Boy) (2002). Nicholas tenía 12 años, Hugh cumplía 41. Ahora, el primero estrena Renfield, donde es el personaje que da título a la película, y el segundo se reinventa en la taquillera Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones.
En cierta ocasión Julia Roberts confesó que si alguno de sus hijos le decía que quería ser actor o actriz lo primero que haría sería llamar a la madre de Natalie Portman… o a la de Nicholas Hoult, podemos añadir. Dos ejemplos de niños que realizaron la transición hacia una carrera de adultos con éxito.
Y es que la carrera de Nicholas es un ejemplo de cómo se puede pasar de niño actor a actor a secas sin perderse por el camino. Nació el 7 de diciembre de 1989 en Wokingham, Berkshire, Inglaterra, sus padres son Glenis Hoult, profesora de piano y Roger Hoult, piloto, pero su tía abuela fue una de las actrices más populares de su tiempo, Dame Anna Neagle.
En 2005 coincidió por primera vez con Nicolas Cage, fue en El hombre del tiempo (The Weather Man). Allí eran padre e hijo. Pero la película de la transición fue Un hombre soltero (A Single Man) (2009), de Tom Ford. Luego llegaron Hank/Beast en la franquicia X-Men (2011, 2014, 2016, 2019), Nux en Mad Max: Furia en la carretera (2015) y la reciente El Menú (2022). Y lo más curioso es que estará en el muy esperado nuevo proyecto de Robert Eggers, nada menos que un nuevo Nosferatu, con Bill Skarsgard, Emma Corrin, Aaron Taylor-Johnson, Lily-Rose Sepp y Willem Dafoe.
Nicholas, que tuvo una relación con Jennifer Lawrence durante cinco años y fue el único actor además de Robert Pattinson en ser considerado seriamente para el papel de Batman, se ha ganado a pulso todo lo que es hoy. Y ha llegado muy lejos, hasta el punto de que el director de Renfield, Chris McKay, ha llegado a decir que «no habría película sin él». El actor habla de su personaje en estos términos: «A Renfield le agota la perspectiva de seguir haciéndole el trabajo sucio a Drácula. Está exhausto, hecho polvo, y busca una forma de escapar o alguna especie de chispa para regresar a su vida normal y a las cosas que echa de menos. Existe una relación tóxica entre Renfield y Drácula; llevan juntos mucho tiempo y saben cómo sacarse de quicio y fastidiarse».
Para los responsables de la película, el rango interpretativo de Hoult y su encanto inherente lo convertían en el candidato ideal para encarnar a Renfield. «Hay muchas barreras que nos podrían dificultar enamorarnos de Renfield, un tipo que come insectos y asesina gente», asegura el productor Bryan Furst. «Pero Nick es tan adorable y atractivo que el público se enamora de él, aunque por fuera pueda parecer que muestra un comportamiento despreciable y desagradable».
Hoult ha demostrado su versatilidad en la serie The Great, en la que interpretó a un mimado, narcisista, sociópata (aunque extrañamente encantador) e infantil emperador de Rusia. La dualidad que Hoult encarna en ese papel, siendo tan adorable como repugnante, resulta tan atrevida como poco común, y es lo que lo convirtió en el actor ideal para interpretar a Renfield.
Con el fin de prepararse para interpretar a este personaje, leyó la novela Drácula, de Stoker, y vio la película de 1931 para ver qué elementos podía aprovechar de la hipnótica actuación de Dwight Frye, el primer Renfield cinematográfico. «Robé lo que pude. Traté de salpimentarlo con pequeños guiños a lo que había habido antes, aunque, obviamente, este proyecto tiene un tono más de comedia de acción y requiere una interpretación moderna del personaje. Eso me dio mucha libertad para hacer lo que quise con el papel».
Hoult también se sometió a exhaustivos entrenamientos de lucha para poder interpretar las escenas peligrosas que requería el papel. Para lo que no se había preparado tanto es para la cantidad de insectos que tendría que consumir. Por suerte para él, la mayor parte de ellos eran versiones de golosina del departamento de atrezo, aunque sí que tuvo que consumir varios sabores de grillos disecados y al menos un insecto de verdad. «Hicieron unas cucarachas de caramelo para que no tuviera que comerme las de verdad. Los insectos de patata no estaban muy allá. Tienen un sabor que te deja… un poco mosca».