María Estévez (Los Angeles)
Cuando en octubre de 1981 se estrenó la primera Posesión infernal, ni Lily Sullivan ni Alyssa Sutherland habían nacido. Las dos son de Australia, Alyssa de 1982, modelo de éxito y popular como actriz por la serie Vikingos (2013-2016), y Lily de 1993, con un padrino cinematográfico para presumir, el director P.J. Hogan, el de La boda de Muriel (1994) y La boda de mi mejor amigo (1997), con el que debutó en el cine con la película Mental (2012), comedia sobre una loca niñera en una loca familia.
Esta nueva Posesión infernal es un plato fuerte, pero eso no significa que sus actrices no estuvieran entusiasmadas con la perspectiva. Ellas interpretan a dos hermanas cuyos intentos de reunirse tras una traumática separación se ven interrumpidos por la llegada de un libro y los traviesos Deadites (espíritus demoníacos).
La película llega a nuestras pantallas prometiendo algo difícil en estos tiempos: una experiencia de terror… sangrienta, donde las protagonistas se ven obligadas a descender al abismo en una batalla brutal por la supervivencia mientras se enfrentan a una versión «aterradora» del concepto familia. Son dos mujeres manejando la motosierra.
El horror tiene una gran conexión con los personajes femeninos ¿Hubo alguna interpretación que le sirviera de inspiración?
Alyssa Sutherland: Esto va a sonar muy raro, pero una referencia importante para mí fue Jim Carrey en La Máscara (1994). Obviamente eso no fue lo que hice, pero me inspiré en su actuación porque había alegría en su personaje cuando tenía puesta la máscara. Fue muy interesante, la combinación de alegría y terror me encanta en el cine. Siempre trato de ser alegre cuando interpreto.
Lilly Sullilvan: Cuando reflexiono sobre los personajes que he interpretado, siempre destaco dos detalles: acertar con su idiosincrasia y decir sus líneas con el tono adecuado. No se trata solo de actuar en el plano físico. Cuando tienes litros de sangre sobre ti, sabes el efecto que eso puede tener en el público, pero no puedes exagerar porque entonces deja de ser dramático. Con esta película he vivido el mejor y el peor momento de mi vida. Como una tortura.
Alyssa Sutherland: (Risas) Es una historia tan antigua como el tiempo.
Lily Sullivan: Para mí ha sido épico, porque durante el rodaje me he sentido al mismo tiempo como una niña de 12 y una mujer de 94. Estás con el mismo disfraz todos los días mientras este se deteriora lentamente ya que rodamos en orden cronológico. Literalmente desciendes al abismo lentamente, hasta llegar al subidón, como en una montaña rusa. Estuve embadurnada en sangre durante tres semanas seguidas, pero peor que eso fueron las prótesis, porque tenían que mantenerse frías y empapadas en agua en pleno invierno de Nueva Zelanda. Eso fue un poco difícil.
¿Hubo alguna escena en particular más difícil de rodar?
Lily Sullivan: La secuencia final porque la rodamos sin parar. Cada decorado fue construido de manera que la cámara filmara sin cortes. El director quería que se sintiera como si estuvieras en un videojuego, siendo testigo de toda la carnicería.