Uno de los ejercicios más interesantes de este año cinéfilo será ver seguidas Munich, de Steven Spielberg, y Septiembre 5, una de las películas revelación de 2024, presentada en el Festival de Venecia y dirigida por el suizo Tim Fehlbaum.
Lo que ocurrió ese 5 de septiembre de 1972 en la Villa Olímpica de Munich durante los juegos mantuvo al mundo en vilo, fue visto por 900 millones de personas y se convirtió en el primer atentando terrorista retransmitido en directo para el mundo (luego llegarían muchos más, como los de las Torres Gemelas en 2001 o los de París de 2015). En 1972 Israel fue atacado, esta vez en territorio extranjero. “Sorprendidos y masacrados de nuevo”, dice Golda Meir (Lynn Cohen) en la película de Spielberg. En total, los terroristas de Septiembre Negro asesinaron a 11 atletas israelís, dos en las habitaciones de la villa y nueve en el aeropuerto de Fürstenfeldbruck.
Munich va más allá del atentado. Spielberg intercala a lo largo de la película imágenes de lo que ocurrió en la villa y en el aeropuerto, porque la historia que le interesa es lo que pasó después, la venganza (título del libro de George Jonas en que se basa esta obra maestra), cuando el gobierno de Golda Meir respondió al ataque señalando 11 objetivos (los cerebros del atentado) para que un comando secreto en misión especial compuesto por cinco agentes del Mossad, Avner (Eric Bana), Steve (Daniel Craig), Robert (Mathieu Kassovitz), Hans (Hanns Zischler), Carl (Ciarán Hinds), los eliminaran uno a uno en las calles de Roma, París, Chipre, Beirut, Londres, Tarifa o Atenas. “Matar judíos será a partir de ahora una empresa muy cara”, exclama Golda Meir en la película. Los años han pasado y sigue sin haber paz en esa parte del mapa, algo que pronostica el propio Avner cuando dice que “No habrá paz al final de esto” con las Torres Gemelas de fondo. Munich dio en el clavo porque no gustó ni a unos ni a otros. Un portavoz del gobierno israelí comentó en su momento que «Spielberg debería dedicarse a hacer películas sobre dinosaurios». La Academia reconoció que el cineasta había hecho una de las mejores películas del año y la nominó a cinco Oscar: Película, director, guion adaptado, montaje y banda sonora. Fue un buen año, porque también eran candidatas las excelentes Buenas noches y buena suerte, Truman Capote y Brokeback Mountain. Ganó, contra todo pronóstico, la única que no era favorita: Crash, de Paul Haggis. “Munich, de Spielberg, narra lo que sucedió después, pero nosotros pensamos que en esta historia había aún más elementos que tenían sitio en la gran pantalla”, comenta el director de Septiembre 5, Tim Fehlbaum.
Septiembre 5 es como un spin off de Munich. Los protagonistas de la película son un grupo de periodistas deportivos estadounidenses destinados en Munich para cubrir las olimpiadas. El atentado les pilla allí y se ven obligados a retransmitir lo que está pasando, aunque como alguien dice en la película, “les queda grande”, al fin y al cabo, su especialidad es el deporte y no un suceso de alcance mundial. Pero mira por dónde, estos periodistas de ABC Sport cambiaron para siempre la cobertura informativa de los medios de comunicación.
Ben Chaplin merece una nominación al Oscar por su interpretación de Marvin Bader, el que fuera responsable de la planificación y logística de todos los aspectos de las producciones olímpicas de ABC. Él es uno de los cuatro protagonistas. Geoff (John Magaro) es un joven y ambicioso productor que se esfuerza por demostrar su valía a su jefe, el legendario ejecutivo de televisión Roone Arledge (Peter Sarsgaard), considerado el inventor y pionero del periodismo deportivo moderno. También está la intérprete de alemán Marianne (Leonie Benesch). Con ellos en el centro, la historia muestra las decisiones éticas que debieron tomar. Fehlbaum mezcla imágenes reales de archivo con las recreadas para la película y consigue momentos de auténtica tensión superponiendo unas con otras. “Si queríamos que fuera un thriller centrado en ABC Sports, las grabaciones originales eran imprescindibles. Al ver las grabaciones de lo emitido pudimos hacer una reconstrucción de los hechos desde la sala de control y estructuramos el guion en consecuencia. Esto también dio pie a la estrategia visual de la película. Planificamos el plató de modo que el material original de 1972 se viera en los monitores y se integrase en nuestras escenas cinematográficas”.
Estamos constantemente en el estudio de televisión, casi como en una obra de teatro, y únicamente vemos los trágicos acontecimientos que se desarrollan ante nosotros a través de los objetivos de las telecámaras. «Al limitar el mundo narrativo a lo que sucedía en el estudio de televisión de ABC Sports tuvimos que enfrentarnos a los dilemas morales, éticos, profesionales y, en última instancia, psicológicos, de los periodistas, que sólo toman conciencia de su responsabilidad cuando pasan de informar sobre deportes a hacerlo sobre los sucesos. Como cineasta sentí como algo propio la complejidad de la situación. Por un lado, criticaba la evolución que ha llevado a tratar los acontecimientos trágicos de forma sensacionalista. Pero, por otro, me fascinaban las ambiciones y los dilemas que se planteaban los periodistas a la hora de contar la historia con precisión”.
El director quiere dejar claro que en la película los acontecimientos del 5 de septiembre de 1972 se presentan exclusivamente desde la perspectiva de los periodistas deportivos en el estudio de la ABC.
En ese sentido, Septiembre 5 comparte con Munich un momento especialmente desgarrador: cuando alguien dio por buena la noticia de que los rehenes habían sido liberados. Una fake news que se anunció en directo, en medio del caos que se estaba sufriendo en el aeropuerto de Fürstenfeldbruck.
En realidad, Septiembre 5 podría verse no sólo seguida de Munich, también cabría en el ciclo de una tarde el documental premiado con el Oscar Un día de septiembre (1999), de Kevin Macdonald, que hace un análisis forense de los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, y la escalofriante United 93 (2006), de Paul Greengrass, que nos ofrece lo que ocurrió en el trágico vuelo del 11 de septiembre de 2001 que se estrelló cerca de Shanksville, Pensilvania, con precisión documental y en tiempo real. Es decir, el espectador está allí, en primer plano, como uno más de los reporteros.
La película plantea una serie de cuestiones que, hoy más que nunca, es importante abordar, señala el director y guionista Tim Fehlbaum. “Se ha pasado por alto que esta era la primera vez que un acontecimiento tan traumático y trágico se exponía en todo el mundo en el momento en que estaba sucediendo. No ha pasado tanto tiempo desde el instante en que cambió la forma en que consumimos las noticias, y ese cambio se produjo con personas que estaban en muchos sentidos mal equipadas para afrontarlo, y que pusieron en el vocabulario cotidiano expresiones que todavía se emplean. No tuvieron ocasión de pensar: ¿Está bien decir esto? Simplemente hicieron lo que pudieron. Los hombres y mujeres de ABC Sports, los mejores profesionales de su campo, se encontraron súbitamente cubriendo no un evento deportivo, sino uno de los mayores acontecimientos noticiosos de la historia. Mientras la tragedia se desarrollaba en directo ante un aturdido público mundial, su profesionalidad, excelencia periodística y sensibilidad fueron simplemente admirables”.
Septiembre 5 es una de las sorpresas de estos primeros días del año y puede ser la revelación de los Oscar.