El Extraño (Watcher) se estrenó en el Festival de Cine de Sundance de 2022 y ya es una de las sensaciones de este 2023, una película que nos coge de la mano y nos lleva a un viaje de pesadilla con ecos a Roman Polanski y con un montón de elementos que se mezclan con sorprendente eficacia: hay un asesino en serie que decapita a sus víctimas, extrañas luces en la casa de enfrente, sospechosos ruidos en el apartamento de al lado, quiméricos inquilinos en un edificio aún más siniestro que la Casa Bramford, o el Dakota real que sirvió para los exteriores de Rosemary’s Baby (La semilla del diablo), y una ciudad europea que tiene como principal atracción la figura del Conde Drácula.
Es el primer largometraje de Chloe Okuno, que nació en Los Angeles en 1987 y empezó su carrera con varios y premiados cortos, como Slut (2014), la historia de una ingenua chica que se convierte en el objetivo de un psicópata en su pequeño pueblo de Texas, y un episodio de la película colectiva V/H/S/94 (2021).
Además de un thriller de suspense muy entretenido, ¿qué más es El Extraño (Watcher)? Mi objetivo era tratar de capturar esa especie de temor constante e incómodo que acompaña a muchas mujeres a lo largo de sus vidas, uno que se expresa a través del personaje de Julia.
Julia es el motor de toda la acción. ¿Cómo la definiría? Ella se muda a ese edificio de apartamentos con su esposo y rápidamente comienza a creer que la están observando. Julia reconoce que el Vigilante es una amenaza. Ella lo siente muy claramente, incluso si es difícil articular el alcance de esa amenaza para las personas que la rodean. Es una situación que probablemente sea bastante familiar para la mayoría de las mujeres. Experimentamos el mundo de una manera diferente a como lo hacen los hombres y luego, cuando tratamos de expresar esa experiencia, a menudo dudan de nosotros, nos descartan como paranoicas, irracionales o demasiado sensibles… lo que a su vez puede hacernos comenzar a dudar de nosotras mismas.
El guión original de Zack Ford apareció en 2016 en la llamada Black List, una lista anual de los guiones mejor valorados que no han sido rodados. ¿Ha cambiado mucho la historia desde entonces? Sí, ha evolucionado bastante desde que me contactaron por primera vez para dirigirla en 2017. Inicialmente, estaba ambientada en Nueva York, pero cuando quedó claro que rodaríamos la película en Bucarest, Rumania, decidí reescribirla. Hay momentos como cineasta en los que las limitaciones terminan siendo creativamente muy liberadoras, es como si estuvieras dispuesta a abrazar lo inesperado. Esta fue una de esas veces.
El idioma rumano, que Julia no habla ni entiende, es clave en la trama. A eso me refería, porque de repente, la experiencia de Julia como extranjera en esta nueva ciudad aumenta sus sentimientos de inquietud e incertidumbre. Se encuentra cada vez más aislada, en gran medida incapaz de hablar el idioma y, por lo tanto, alienada de todos los que la rodean. Por supuesto, hubo paralelismos naturales (a veces incómodos) al rodar la película en Rumania: incapaz de hablar el idioma, a menudo recluida en una habitación de hotel en medio de la furiosa pandemia, y ocasionalmente luchando contra la duda que te rodea como mujer que trabaja en una profesión dominada por hombres. Afortunadamente, la vida no imitó completamente al arte (risas). Terminé la película sin ningún viaje de pesadilla a la oscuridad como le ocurre a Julia, contenta y con la esperanza de que toda la tensión encontrara su camino en la pantalla.
Ha dicho que su principal referente para esta película ha sido la “Trilogía de los apartamentos” de Roman Polanski, compuesta por Repulsion (1965), Rosemary’s Baby Baby (La semilla del diablo) (1968) y Le Locataire (El quimérico inquilino) (1976). ¿Alguno más? Los cineastas que admiro son los que pueden crear un lenguaje para la emoción a través de su oficio, traduciendo lo que sienten en una forma que otras personas pueden ver y experimentar por sí mismos. Para El Extraño (Watcher) me inspiré en el trabajo de David Fincher, Sofia Coppola, Satoshi Kon, Krzysztof Kieslowski, Mary Harron y Polanski, cineastas que han destacado por traducir el miedo, la soledad y la alienación. La esperanza es siempre que haya alguien más que pueda empatizar, contando historias para que podamos sentirnos cómodos al reconocernos a nosotros mismos en los demás. Como persona llena de ansiedades aparentemente interminables, hacer películas es la mejor, y posiblemente la única, forma que he encontrado para hacerlas frente. He hecho todo lo posible para retratarlas honestamente en esta película, y solo puedo esperar que aquellos que han experimentado miedos y ansiedades similares encuentren consuelo al saber que no están solos.